jueves, 14 de abril de 2011

La semana tragica en Barcelona

Tras la pérdida de Cuba y las Filipinas, España buscó una mayor presencia en el norte de África, logrando en el reparto colonial efectuado en 1904 y en la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, el control sobre la zona norte de Marruecos.
El 9 de julio de 1909 los obreros españoles que trabajaban en la construcción de un ferrocarril que uniría Melilla con las minas de Beni-Buifur, propiedad de una sociedad controlada por el conde de Romanones y el marqués de Comillas, fueron atacados por los cabileños de la zona. Este incidente, que constituirá el inicio de la Guerra de Marruecos que se extenderá hasta 1927, será utilizado por el Gobierno de Maura para iniciar el reclutamiento de tropas para asegurar el control del protectorado marroquí. Se ordena la movilización de los reservistas, medida muy mal acogida por las clases populares debido a la legislación de reclutamiento vigente que permitía quedar exento de la incorporación a filas mediante el pago de un canon de 6.000 reales, cantidad que no estaba al alcance del pueblo (el sustento diario de un trabajador ascendía en la época aproximadamente a 10 reales). Además la mayor parte de los reservistas eran padres de familia en las que la única fuente de ingresos era el trabajo de éstos.

El gobernador Evaristo Crespo Azorín entra en Barcelona el 6 de agosto de 1909, acompañado del general Santiago.
El domingo 18 de julio, fecha del primer embarque previsto en el puerto de Barcelona, varias aristócratas barcelonesas intentan entregar a los soldados escapularios, medallas y tabaco, lo que provocó tumultos populares que se agravaron cuando llegan noticias de Marruecos sobre las numerosas bajas que se han producido en la zona de conflicto. En Madrid se acuerda una huelga general para el 2 de agosto, pero en Barcelona, Solidaritat Obrera decide actuar por sorpresa y fija un paro de 24 horas para el lunes 26 de julio el cual degenerará en la Semana Trágica.
El gobernador civil de Barcelona, Ángel Ossorio y Gallardo, dimitió de su cargo por oponerse a la declaración del estado de guerra en la ciudad, siendo sustituido por el abogado valenciano Evaristo Crespo Azorín.

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